lunes, 1 de diciembre de 2014

EUROPA EN CRISIS

    El Papa Francisco, en su reciente y vibrante discurso a la eurocámara, denunció el problema migratorio. "No se puede tolerar que el mar Metiterráneo se convierta en un gran cementerio. En las barcazas que llegan cotidianamente a las costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda". 

    La intervención del Papa fue más lejos todavía al denunciar  en el corazón de la Europa comunitaria la mitificación de la macroeconomía a que asistimos últimamente, refiriéndose al "predominio de las cuestiones técnicas y económicas en el centro del debate político". En otros momentos de su valiente intervención se refirió a la "absolutización de la técnica", al "modelo funcionalista y privatista" y a "una opulencia insostenible". 
    Pero el discurso del Pontífice no fue retórico. Adelantó soluciones. "Es necesario actuar sobre las causas y no solamente sobre los efectos". En este sentido animó a "adoptar políticas correctas, valientes y concretas que ayuden a los países de origen a su desarrollo sociopolítico y a la superación de sus conflictos internos". Según el Pontífice "es vital profundizar hoy en una cultura de los derechos humanos que pueda unir sabiamente la dimensión individual o mejor, personal con la del bien común", pues "si el derecho de cada  uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, concretamente, se transforma en fuente de conflictos y de violencias".Todo ello en el marco de una vuelta si no ala religión, sí a la vida transcendente.
    Muy importantes las referencias que hizo a la ecología y a la educación. Respecto de la primera se refirió a las agresiones que cometemos contra la Naturaleza, de la que no somos dueños. "Custodios, pero no dueños". En cuanto a la educación, "no puede limitarse a ofrecer un conjunto de conocimientos técnicos, sino que debe favorecer un proceso más complejo de crecimiento de la persona humana en su totalidad".
    En el colmo del "atrevimiento" el Papa, tras referirse a un mundo cada vez menos eurocéntrico, se refirió a la crisis por la que atraviesa la civilización europea. "Desde muchas partes se recibe una impresión general de cansancio, de envejecimiento, de una Europa anciana que ya no es fértil ni vivaz. Por lo que los grandes ideales que han inspirado Europa parecen haber perdido fuerza de atracción en favor de los tecnicismos burocráticos de sus instituciones". Europa parece que va quedando relegada(sobre todo en el plano económico) por los llamados "países emergentes" o asiáticos. Los paradigmas de las culturas griega y romana o renacentista, que situaron a Europa a la cabeza de la civilización mundial, parece que ya no son operativos.