lunes, 9 de diciembre de 2013

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Nelson Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo(Sudáfrica). Muy pronto comienza su activismo en las filas juveniles del Congreso Nacional Africano(ANC)en favor de la mayoría negra de su país, sometida al régimen del apartheid por el cual la minoría blanca colonizadora discriminaba socialmente y explotaba económicamente a la mayoría negra. No olvidemos que, entre otros muchos recursos, Sudáfrica es riquísima en minas de uranio y diamante


Al principio, Mandela era partidario de emplear la violencia en la lucha política, por lo que fue detenido varias veces hasta que, finalmente, en 1962 es condenado a cadena perpétua en la prisión de máxima seguridad de Robben Island. Permanecerá en prisión 27 años. Entró a los 44 y salió con 71. Entre las secuelas, la tuberculósis.

Lo admirable es que Mandela no salió de la cárcel cargado de odio y rencor sino que, combinando sus ideas de izquierda con su profundo sentimiento  religioso, salió convencido que la salida mejor para su país era la de superar las diferencias entre blancos y negros y basar el futuro en la convivencia y no en la exclusión. Lo fácil para Mandela hubiera sido liderar una oposición violenta a los blancos, conduciendo al país a una cruenta revolución. Pero, dando pruebas de su gran calidad humana y de su no menor dimensión de estadista, optó por lo más difícil cual fue reeducar a su pueblo, blancos y negros, para la conviviencia, la paz y la igualdad. Optó por una política común y no de exclusión. Esto se materializó perfectamente con motivo de la celebración del mundial de rugby en Sudáfrica, lo que aprovechó Mandela para meter a los negros en un deporte blanco. Clinst Eastwood llevó en 2009 esta gesta al cine con su película Invictus.

Tras su salida de prisión ocupó la presidencia del país durante un mandato únicamente, al término del cual se retiró a su casa dedicándose a actividades institucioinales y de promoción de su país.

Mandela es admirable 1) por haber liderado la transición de Sudáfrica a la democracia sin odios, basándola en la reconciliación. Prueba de lo difícil de esta empresa es que israelíes y palestinos llevan mucho tiempo y no lo consiguen. 2) Por no haberse eternizado en el poder, lo que contrasta con las prácticas de la mayoría de los políticos. Éstos se mueven en primer lugar defendiendo los intereses de su propio partido, después por los suyos propios y en último lugar por los intereses generales, mientras que Mandela defendió única y exclusivamente los intereses de su pueblo, de todo su pueblo.



Sus fuertes convicciones morales, que le llevaron a resistir los ofrecimientos de sus carceleros, son un ejemplo para todos, pero muy especialmente para los jovenes. Éstos frecuentemente se dejan guiar por ídolos de barro, como fue el caso de Maradona, pero no por verdaderos líderes como Mandela.

Todos sabemos que los premios obedecen a intereses y convenciones sociales y/o políticas y no a verdaderos y reales méritos de los premiados. Pero en el caso del Premio Nobel concedido a Mandela en 1994, el Premio se vio honrado por esta EXTRAORDINARIA FIGURA.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

J F K
Nacido en Brookline(Massachussetts) el 29 de mayo de 1917 en una familia acaudalada y católica, llegó a ser el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos y, debido principalmente a su muerte trágica con tan sólo 46 años, se convirtió en un mito, a lo que contribuyó también su romance con otro mito del cine, Marilyn Monroe.  50 años después de su desaparición su figura sigue interesando. El impacto mediático del magnicidio sólo ha sido superado por el atentado del 11 de septiembre de 2001.

Muy marcado desde joven, al igual que sus ocho hermanos, por la ambición desmedida de  su progenitor. "No me importa lo que hagáis en la vida, pero hagáis lo que hagáis, sed los mejores del mundo. Si habéis de picar piedra, sed los mejores picapedreros del mundo", les decía. 

Preocupado por el deporte y por cortejar a las chicas, no fue muy buen estudiante, pero gracias a la chequera de su padre emprenderá una fulgurante carrera política que le llevará a la Casa Blanca. De 1947 a 1953 fue miembro de la Cámara de Representantes por Massachussetts y de 1953 a 1961 senador. Sólo le quedaba para cerrar el cursus honorum la presidencia, lo que  consiguió en una reñida campaña contra Richard Nixon. Se convertía así en el primer presidente católico de su país.



Su obra política tuvo aciertos y errores, como no podía ser de otra manera. Pero lo que nos interesa reseñar ahora es que Kennedy aportó una nueva manera de hacer política, más cercana a la gente, más preocupada por los problemas de los ciudadanos. Quería hacer cosas por la gente. Además, supo embarcar a los norteamericanos en un proyecto común ilusionante. Durante su investidura en 1961 dijo: "No preguntéis lo que puede hacer tu país por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país". A este nuevo estilo de hacer política habría que añadir que Jonh Kennedy era un buen orador y un hombre muy atractivo físicamente, con una gran presencia escénica. En suma, un hombre fascinante.

Kennedy fue el cuarto presidente asesinado en Estados Unidos después de Abraham Lincoln, James Garfield y William Mckinley. A fecha de hoy las circunstancias del atentado, así como los organizadores del mismo, no están completamente aclaradas. El mito continúa.

lunes, 25 de noviembre de 2013

NO ME GUSTA ESTUDIAR
Hace unos días, una compañera me informó que una de sus alumnas(de la que soy Tutor) no trabajaba nada la asignatura que ella impartía(creo que Ciencias Naturales). Durante la hora de Tutoría llamé a mi mesa, en un aparte, a la alumna en cuestión y le pregunté por qué no estudiaba dicha asignatura.  Cual no sería mi sorpresa cuando me dijo que ella estudiaba todas las asignaturas menos Ciencias Naturales y añadiendo también Tecnología, la primera porque no le gustaba y la segunda porque su profesora le había cogido manía.

Intenté hacerle ver que tenía que estudiar todas las asignaturas, gustaran o no, hubiera por parte del profesor manía o no. Sólo faltaba que los alumnos pudieran estudiar, digamos, "a la carta". Los alumnos, los buenos alumnos, tienen que desarrollar una buena conducta y un aspecto de ésta muy importante es la laboriosidad, en su caso el dedicar tiempo a todas y cada una de las asignaturas que tenga. Esta alumna estaba equivocada al enfocar el estudio con criterios de gusto o no gusto. No se trata de que el estudio en general nos guste o no nos guste, sino que es una cosa que debemos hacer. No estamos ante una cuestión de gustos, sino de deber. 

Una vez asimilado que hay cosas(en este caso el estudio) que hay que hacerlas porque no hay más remedio que hacerlas y porque en último término nos conviene hacerlas, una vez interiorizado esto, sólo queda adaptar nuestra conducta a dicha finalidad. 

Si el alumno logra moldear su conducta de esta manera, teniendo como principal norte el deber, se incorporará mejor a la sociedad en general y al mundo laboral en particular.


Estamos convencidos que valores como la honradez o  la laboriosidad, en suma la buena conducta, es lo más importante en la vida, por encima incluso del dinero, pues éste en cualquier momento nos puede faltar mientras que la conducta nos acompañará siempre. 


miércoles, 13 de noviembre de 2013

TÉCNICAS DE ESTUDIO

NO ME GUSTA ESTUDIAR
Hace unos días, una compañera me informó que una de sus alumnas(de la que soy Tutor) no trabajaba nada la asignatura que ella impartía(creo que Ciencias Naturales). Durante la hora de Tutoría llamé a mi mesa, en un aparte, a la alumna en cuestión y le pregunté por qué no estudiaba dicha asignatura.  Cual no sería mi sorpresa cuando me dijo que ella estudiaba todas las asignaturas menos Ciencias Naturales y añadiendo también Tecnología, la primera porque no le gustaba y la segunda porque su profesora le había cogido manía.

Intenté hacerle ver que tenía que estudiar todas las asignaturas, gustaran o no, hubiera por parte del profesor manía o no. Sólo faltaba que los alumnos pudieran estudiar, digamos, "a la carta". Los alumnos, los buenos alumnos, tienen que desarrollar una buena conducta y un aspecto de ésta muy importante es la laboriosidad, en su caso el dedicar tiempo a todas y cada una de las asignaturas que tenga. Esta alumna estaba equivocada al enfocar el estudio con criterios de gusto o no gusto. No se trata de que el estudio en general nos guste o no nos guste, sino que es una cosa que debemos hacer. No estamos ante una cuestión de gustos, sino de deber. 

Una vez asimilado que hay cosas(en este caso el estudio) que hay que hacerlas porque no hay más remedio que hacerlas y porque en último término nos conviene hacerlas, una vez interiorizado esto, sólo queda adaptar nuestra conducta a dicha finalidad. 

Si el alumno logra moldear su conducta de esta manera, teniendo como principal norte el deber, se incorporará mejor a la sociedad en general y al mundo laboral en particular.


Estamos convencidos que valores como la honradez o  la laboriosidad, en suma la buena conducta, es lo más importante en la vida, por encima incluso del dinero, pues éste en cualquier momento nos puede faltar mientras que la conducta nos acompañará siempre. 


viernes, 11 de octubre de 2013

LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA


LEE Y DISFRUTA

Vemos demasiada televisión. Lo preocupante es que la mayoría de la audiencia siga, casi exclusivamente, programas de entretenimiento escasamente formativos. Esto resulta demoledor cuando el espectador es un niño o un joven. La pequeña pantalla se ha convertido en el medio de comunicación hegemónico de nuestros días. Esta situación se ha visto reforzada por la masificación del ordenador y el móvil, a los que los jóvenes dedican también bastantes horas diarias. Alarmados, hay quienes se preguntan si el libro, desplazado por este abrumador dominio, sobrevivirá.

Sin embargo, el libro ha sido parte esencial en nuestra cultura y uno de los cauces más importantes de comunicación. Lejos quedan los tiempos en que el libro tenía carácter sagrado, esotérico, y por lo tanto sólo unos pocos podían interpretarlo, o aquellos otros en que los monasterios se convirtieron en depositarios y focos de cultura y los monjes en sus exclusivos intérpretes. La invención de la imprenta por Gutemberg difundió y democratizó la lectura.
No se pretende que la lectura nos distraiga de nuestras obligaciones, al modo como le sucedía a don Quijote, que “se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda”, ni mucho menos de llegar a perder la chaveta, mal que también aquejó al caballero de la triste figura, quien “del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”. Más que leer mucho, deberían leerse obras de calidad y, sobre todo al principio, entretenidas.
Inculquemos en los estudiantes hábitos de lectura. Creemos que una buena pedagogía sería aquella que, más que atiborrar de contenidos a los alumnos, fomentara en ellos la adquisición de hábitos saludables, tales como la lectura, que perdurarán en ellos el resto de sus vidas. Los padres pueden ayudar en esta tarea a los educadores leyendo ellos mismos, apagando la televisión y dedicando más tiempo a leer con sus hijos o a contarles historias y cuentos, antesala de la lectura.
La lectura es la base de la educación y ésta es un factor muy importante de igualación social y de democratización. Las personas iletradas caerán fácilmente en la exclusión social. Esto lo comprendió muy bien el buscón quevediano Pablos cuando pidió a sus padres que “me pusiesen a la escuela, pues sin leer ni escribir no se podía hacer nada”.
La belleza conseguida por el texto literario está a años luz de la que puedan ofrecernos los nuevos medios, ni siquiera la televisión. La espectacularidad de la imagen no llega a la estética y hondura del texto.
El dominio del lenguaje, de la argumentación y de los razonamientos son también superiores en el libro. En relación con las personas que no lean, las que lo hagan se expresarán generalmente mejor, serán más críticas y comprenderán mejor la realidad.
En último término, el ser humano es por naturaleza un ser insatisfecho con la vida que le rodea, agobiado por la monotonía y frustración de la vida diaria, aun poseyendo bienes materiales. A veces el tedium vivere nos pesa como una losa. “Querer se distinto de lo que se es ha sido la aspiración humana por excelencia”, ha reconocido el gran Mario Vargas Llosa. De modo que, aunque sólo fuera por esta razón, estamos condenados a leer. La lectura se convertiría así en bálsamo, en calmante de nuestro diario batallar.
No decimos que no se vea la televisión o que no se use el ordenador. Bien utilizados, pueden ser magníficos vehículos culturales o de entretenimiento formativo. Sostenemos que deben hacerse compatibles con otras prácticas extremadamente formativas, como la lectura.







































viernes, 27 de septiembre de 2013

ANTE UN NUEVO CURSO

Primeros días de clase, caras nuevas, otras conocidas. Palabras de bienvenida, de ánimo y de aliento. Trato de infundirles el gusto por aprender, el gusto por aprender--si se me permite la cursilada-- cosas buenas, que les ayuden en su desarrollo como personas y también que les prepare adecuadamente para la vida profesional. Fernando de los Ríos reconocía, en carta a su tío Francisco Giner de los Ríos, que "sólo me desespera lo mucho que ignoro". Hace ya unos años publicábamos un artículo("Curso nuevo, fracaso viejo", diario HOY, 6-XI-2001) ante el comienzo del curso escolar, que reproducimos a continuación. Tal vez conserve actualidad.
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Comenzó el curso escolar con unos cien mil alumnos menos y con una serie de problemas graves. Tal vez el más llamativo y de más impacto en la opinión pública sea el del fracaso escolar. Unas recientes jornadas de expertos en educación, celebradas en Madrid, han vuelto a insistir en el mismo. Uno de cada cuatro alumnos de la ESO no concluye la misma. Los estudiantes cometen faltas de ortografía, poseen un vocabulario escaso y pobre, tienen mala caligrafía, no se expresan correctamente y apenas leen. La realidad es ésta, cruda y dura. La sociedad se pregunta cómo puede ser esto posible, precisamente cuando el estudiante tiene a su alcance más medios que nunca. Libros de texto maravillosamente ilustrados, vídeos, el ordenadorno son, al parecer, instrumentos eficaces para el alumno, cuando debieran serlo. Y lo grave del asunto es que, a la hora de diagnosticar las causas del mencionado fracaso escolar, las partes implicadas(alumnos, padres y profesores) se acusan mutuamente. Mal podemos resolver un problema cuando adoptamos la táctica del avestruz.
Ya dije en esta misma tribuna(De nuevo el fracaso escolar, 2-VIII-2000) que, como todo gran problema, las causas son múltiples e interrelacionadas. Padres, alumnos y profesores, no necesariamente en este orden, son directamente responsables.
Entiendo que el buen profesor, además de vocación, debería tener una buena preparación académica, un amplio conocimiento de la disciplina que imparta. En la actualidad, el conocimiento a que aludo suele, a veces, camuflarse con el despliegue de una surtida gama de procedimientos y actividades. Con el pretexto de que el alumno tiene que aprender por mismo, se echa por la borda la transmisión del saber.

Pero es que, además de ciencia, el profesor debería reunir talante y aptitudes pedagógicas. Ha de ser en el aula abierto y tolerante, capaz de crear una atmósfera de camaradería y distensión, e incluso, de establecer una relación cuasi amistosa con sus alumnos. Cuenta en sus Memorias Juan Simeón Vidarte que, durante sus años de estudiante en Madrid, al salir de las clases solía acompañar desde la Facultad a su casa al profesor don Julián Besteiro. Los grandes profesores, como Giner de los Ríos, Unamuno, Ortegapermitían acercárseles a sus alumnos. De esta manera transcendían el aula, descubriendo mejor las potencialidades de sus alumnos y guiándoles más certeramente en el propio autoconocimiento y autorrealización. El profesor aparece así como guía del conocimiento y aprendizaje. Desde Sócrates sabemos que éste es el método de enseñanza más racional y pedagógico. Pero ello no debe suponer, ya digo, que el profesor no deba transmitir conocimientos.
Los profesores seguimos, a veces, anclados en la tradición, en la rutina. No nos percatamos de que, si no hacemos a los alumnos las materias atractivas, no se engancharán a ellas. Cualquiera puede enseñar, pero no todos pueden enseñar seduciendo. Debemos darnos cuenta de que, en la actualidad, los profesores no somos la única fuente del saber: existen la televisión y el ordenador, y éstos que tienen una alta capacidad de seducción.
Por otra parte, los Centros de Profesores y Recursos(CPR), más que formadores de los profesores, han quedado reducidos a expendedores de créditos.

Por lo que se refiere a los padres, faltos de tiempo, se desentienden, a veces más de la cuenta, de los hijos, sin percatarse de que éstos no sólo reciben en los centros de enseñanza una instrucción(a cargo del profesorado) sino también una educación humana e integral, y ésta debería ser obra conjunta y complementaria de padres y profesores. Es lamentable que haya padres que no aparezcan por el centro ningún día a lo largo del curso para interesarse por la marcha de sus hijos, y cuando lo hacen es obligados, ante el surgimiento de algún problema. El contacto periódico entre padres y profesores es vital. A veces ha sucedido que algún padre ha ido a buscar a su hijo al centro y, al preguntarle qué curso o especialidad hacía, no sabía qué responder, sólo que estaba allí, en el centro. Parece como si hubiera padres que se limitaran a aparcar a sus hijos en los institutos.
Desgraciadamente hay padres que, carentes de formación académica, no pueden ayudar en sus tareas a sus hijos. Pero lo que pueden hacer es preocuparse de facilitarles un lugar idóneo para el estudio, llevar un ritmo de vida ordenado en cuanto a alimentación y tiempo de sueño, evitar los conflictos familiares, etc. Esto pueden hacerlo, al igual que infundir a sus hijos normas de comportamiento elementales, sobre todo de urbanidad. También deberían mostrar los padres deseos de aprender ellos mismos, procurando leer algún libro o, al menos, la prensa, hacer algún curso, etc. Se educa con el ejemplo y, sobre todo, con esta actitud se pertrecharían de más autoridad para exigir después a sus hijos.
Por lo que se refiere a los alumnos, estudian poco, hasta el extremo de que ocho de cada diez reconocenpoco esfuerzopor aprender, y cuando lo hacen es de manera repetitiva y memorística. Demandan de los profesores no introducciones explicativas para después elaborar ellos mismos sus propios apuntes, sino los apuntes ya elaborados para memorizarlos a continuación. Deberían darse cuenta de que hay que estudiar para saber y que el aprobado es una consecuencia lógica de ello. Un día y otro también, al mandarles los ejercicios para realizar en casa, nos encontramos con que, en efecto, los traen al día siguiente hechos, pero calcados del libro de texto, sin asimilar antes los temas.
Los alumnos no se han dado cuenta aún que su actividad no se reduce sólo a asistir a clase y a realizar mecánicamente los ejercicios. Su actitud tiene que ser activa, tanto en clase como en casa. El libro de texto no debe ser la única fuente de conocimiento para el alumno. Debe complementarse con consultas a diccionarios, enciclopedias y otros textos de consulta. Los medios audiovisuales deben y pueden utilizarse, pero dosificádamente. Para asimilar los conceptos es preciso primero estar atentos en clase, y después estudiar en casa. Hecho esto, podrán realizar las tareas y ejercicios que se les manden. El estudio, por muy ameno que se haga, supone un esfuerzo, una disciplina, en la soledad del cuarto de estudio. Y también, aunque sea impopular decirlo, conlleva ciertas renuncias, como pasar menos horas ante el televisor y el ordenador o salir menos con los amigos.
Como trasfondo del fracaso escolar está la falta de consolidación del modelo educativo, a la espera de la resolución de la polémica entre los partidarios de la comprensividad y los defensores de introducir elementos correctores a la misma. Entretanto, el fracaso escolar nos habla con claridad de la calidad de nuestra enseñanza.
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